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Conozca a Gonzalo García Reyes: Buscando acabar con el hambre y fortaleciendo a la comunidad en Lomita Farm

Gonzalo García Reyes es un agricultor que honra las raíces profundas de su familia en la agricultura y crea espacio para un futuro nuevo y más justo para agricultores inmigrantes en los Estados Unidos. Gonzalo es el fundador de Lomita Farm en Gresham, Oregón, en su tercer año de producción. Una Lomita es un cerro pequeño, y el nombre es la forma en que Gonzalo honra y reconoce un terreno llamado "La Loma" en Oaxaca, México, donde su familia ha cultivado y administrado la tierra durante generaciones.

Gonzalo comenzó con Lomita después de completar una pasantía en Zenger Farm en Portland, Oregón, donde aprendió la mayor parte de lo que sabe sobre agricultura. Es aquí donde vio cómo pueden ser la agricultura orientada hacia la comunidad y la accesibilidad a los alimentos. La familia de Gonzalo tiene una larga historia con la agricultura y el trabajo agrícola. Sus padres y abuelos eran trabajadores agrícolas que cosechaban productos en Chihuahua, México y Baja California, así como en los huertos de frutas y granjas de bayas en el noroeste del Pacífico. Esta historia familiar le mostró a Gonzalo lo difícil, peligroso y explotador que puede ser el trabajo agrícola.

Pero Lomita es diferente. Aquí Gonzalo está forjando un espacio donde puede recuperar su relación con la agricultura, cultivar productos en sus propios términos y compartir y celebrar estas nuevas posibilidades en comunidad con otras personas.

En Lomita, Gonzalo cultiva alimentos relevantes culturalmente que provienen de donde creció en Oaxaca, en el sur de México, como tomatillos, tomates, pimientos y maíz, así como hierbas nativas de México, como pitiona (una forma de verbena de limón), epazote (una hierba nativa de México y Guatemala que a menudo se usa para dar sabor a los frijoles) y pápalo.

“Para mí es muy importante cultivar y compartir alimentos relevantes culturalmente porque lo veo como una forma de sanar", comparte Gonzalo "me sana el poder cultivar alimentos que son importantes para mi cultura, la de mis abuelos y mi familia. Es grandioso poder cultivar las cosas que mi familia cultivó y construir esa relación con esas plantas. También me parece que es una forma de sanar para una gran cantidad de compañeras y compañeros que también son inmigrantes, que dejaron México y otros países; y que yo pueda cultivar estos alimentos y compartirlos con ellos, y poder darles un poco de su hogar, un poco de felicidad".

Construir Lomita Farm también ha sido una oportunidad para que Gonzalo fortalezca a la comunidad y se conecte con más agricultores, particularmente con inmigrantes y personas de color. “La gente que trabaja en las granjas es muy diversa”, explica Gonzalo. “La mayoría de trabajadores agrícolas en los Estados Unidos son inmigrantes de México u otras personas de América Central, y muchas de estas personas también son indígenas. Pero eso no se refleja en quienes tienen la propiedad de las granjas. Es frustrante para mí saber que las personas que trabajan en las granjas son personas que se parecen a mí, personas inmigrantes, indocumentadas, indígenas. Somos la mano de obra de la agricultura y no recibimos reconocimiento por nuestro trabajo. Y por eso es importante para mí mostrar que hay más personas como yo en la agricultura y compartir mi historia”.

Gonzalo ha visto de primera mano los desafíos y barreras adicionales que enfrentan las personas agricultoras inmigrantes. Gonzalo tiene DACA[1], lo que le ha permitido ir a la universidad y comenzar su propio negocio. Estas son oportunidades que muchas personas inmigrantes no tienen. Pero, a pesar de que Gonzalo tiene un permiso que le permite trabajar, es especialmente difícil para él acceder a préstamos y otras formas de apoyo que otros agricultores obtienen. Cuando era adolescente, trabajaba en granjas de moras, vio el trato injusto que se daba a trabajadores agrícolas migrantes, quienes tenían condiciones de vida difíciles y salarios injustos. Una gran cantidad de trabajadores indocumentados, incluido Gonzalo, no son elegibles para recibir beneficios de cuidados a la salud como el Oregon Health Plan y no tienen seguro, incluso cuando realizan trabajos peligrosos y difíciles para brindar un servicio esencial a nuestras comunidades.

Todas estas experiencias llevaron a Gonzalo a asegurarse de que parte de su modelo agrícola apoyara a su comunidad. Creó un programa de CSA (agricultura apoyada por la comunidad, CSA por sus siglas en inglés) en asociación con Familias en Acción para llevar alimentos culturalmente relevantes a 30 familias cada dos semanas, sin costo alguno para las familias. “Quiero asegurarme de que los alimentos que cultivo sean accesibles para las personas que se ven como yo. Estas personas que de otra forma no tendrían acceso a alimentos nutritivos y relevantes culturalmente", comparte Gonzalo. “Para hacer el tipo de trabajo que quería, sabía que no podía hacerlo por mi cuenta. Necesitaba encontrar personas que quisieran apoyar mi visión de la agricultura y distribuir mi comida”.

En el primer año de Lomita, Gonzalo construyó relaciones comunitarias y dependió de la ayuda de la comunidad para financiar sus necesidades de capital. Logró recaudar la increíble cantidad de más de $ 30,000 para comprar una camioneta confiable para llevar alimentos frescos y culturalmente relevantes a más familias. “Es un trabajo que puede volverse solitario y es difícil hacerlo sin ayuda. Así que es bueno saber que hay personas que te respaldan y que quieren apoyarte, que quieren verte prosperar. Aunque la comunidad agrícola es más pequeña, no hay un sentido de competencia. A pesar de que estamos compitiendo por los mismos recursos, todavía hay mucho espacio y muchas cosas para seguir adelante. Es bueno saber que la gente quiere apoyarse mutuamente”.

Cuando Gonzalo le dijo a su familia por primera vez que quería iniciar su propia granja, estaban preocupados. Sabían lo exigente que puede ser la agricultura, financiera y físicamente. Pero, es por esta razón que Gonzalo sigue con este trabajo, para ayudar a cambiar el status quo. “No creo que hacer trabajo agrícola sea malo o intrínsecamente malo. Lo malo es que no valoramos el trabajo que se dedica a la agricultura y al cultivo de los alimentos que llegan a las mesas de las personas. Para mí, como agricultor, es importante trabajar para crear un futuro en la agricultura que sea más humano. Un futuro donde se reconozca el valor del trabajo de las personas y donde se les pague lo justo por este”.

Gonzalo visualiza un futuro de la agricultura más justo, más equitativo y lleno de alegría. Él dice: “Un futuro en donde las personas no pasen hambre, para mí, está lleno de felicidad y de celebraciones en donde las personas se reúnan para compartir alimento que sea importante para ellas”.

El programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, es un programa federal que otorga permisos de trabajo y quita prioridad de deportación a las personas indocumentadas traídas a los Estados Unidos en edad temprana.

Building Lomita Farm has also been an opportunity for Gonzalo to build community and connect with other farmers, particularly those who are immigrants and people of color. “The people who actually work on farms are very diverse,” Gonzalo explains. “Most farmworkers in the U.S. are Mexican immigrants or other folks from Central America, and a lot of them also are Indigenous folks. But that's not reflected in who owns the farms. It’s frustrating for me to know that the people who are working on farms are people that look like me — immigrant, undocumented, Indigenous. We are the labor behind agriculture and we don't receive recognition for our work. And that's why it's important for me to show more people like me in agriculture and to share my story.”

Gonzalo has seen first-hand the additional challenges and barriers immigrant farmers face. Gonzalo has DACA, which has allowed him to go to college and start his own business, opportunities many immigrants do not have. But even though Gonzalo has a work permit that enables him to work, it is especially difficult for him to access loans and other forms of support that other farmers do. As a teenager working on berry farms, he saw the unjust treatment of migrant farmworkers through difficult living conditions and unfair wages. Many undocumented workers, including Gonzalo, are not eligible for healthcare such as OHP and remain uninsured, even as they do dangerous, hard labor to provide an essential service to our communities.

All of these experiences led Gonzalo to make sure that part of his farming model would support his community. He created a CSA (community-supported agriculture) program in partnership with Familias en Accion to bring culturally-significant foods to 30 families every other week, at no cost to the families. “I want to make sure that the food I grow is accessible to people that look like me, people who otherwise wouldn't have access to nutrient rich and culturally significant foods,” Gonzalo shares. “To do the type of work that I wanted, I knew I couldn't do it on my own. I needed to find people who wanted to support my vision for farming and getting my food out there.”

In the first year of Lomita, Gonzalo built community relationships and relied on community aid to fund his capital needs, raising an incredible $30,000+ to buy a reliable van to get fresh, culturally-relevant food to more families. “It can be very lonely, and it's difficult to do it on your own. So it's nice to know that there are people who have your back and who want to support you, who want to see you thrive. Even though the farming community is smaller, there's not a sense of competition. Even though we're all sort of competing for the same resources, there's still lots of room and there's plenty to go around. It’s nice to know that people want to support each other.”

When Gonzalo first told his family he wanted to start his own farm, they were worried. They knew how straining farming can be, financially and physically. But that’s why Gonzalo continues to pursue this work, to help change the status quo. “I don't think that doing farm labor is bad or inherently bad. What is bad is that we don't value the labor that goes into farming and growing the food that goes to people's tables. It’s important to me, as a farmer, to work towards creating a future in agriculture that is more humane. That recognizes the value of people's labor and pays people for their labor.”

Gonzalo envisions a future of farming that is more just, is more equitable, and is filled with joy. He says: “A future where the people don't experience hunger to me looks like lots of joy and lots of celebration and people coming together to share foods that have meaning to them.”

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