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Encuentre alimentos cerca de su casa

Lourdez Estrada: Acabar con el Hambre como Líder Latina

Para mí, la justicia alimentaria es cuando alguien necesita comida y su género, religión, color, creencias, edad e idioma no importan. Todo ser humano necesita alimento.

Lourdez Estrada

Hay pocas cosas que Lourdez Estrada no haya hecho como líder de la comunidad Latina. Lourdez ha tenido un impacto importante en las vidas de muchas personas. Lo logró desde dar clases como Seed to Supper ( Siembra la Cena) hasta distribuir alimentos, otras necesidades básicas, y suministros del jardín para las familias, y hasta educar a las personas de la comunidad respecto a la importancia de que se les cuente en el Censo.

Pero, lo que ha hecho esta diferencia, no solo tiene que ver con la cantidad de trabajo que hace Lourdez por la comunidad. Su experiencia de primera mano ha convierte en una persona confiada y querida entre la comunidad Latina. Ella sabe lo que es enfrentar la barrera del lenguaje, lo que es necesitar ayuda sin saber por dónde empezar a buscarla, y lo que es sentirse aislada en un lugar nuevo.

"Es importante que tengamos líderes que hayan sufrido", dice Lourdez, "porque sabemos que quienes están llegando tal vez enfrentan problemas a causa de la desinformación. Estos grupos existen para ayudar a las personas a acercarse, y que podamos, con confianza, darles la información que necesitan. Y es porque ya sabemos qué puede pasar si no cuentan con dicha información".

Lourdez también reconoce la importancia de ganarse la confianza de las personas: "Primero, es importante romper el hielo porque hay muchas personas que temen abrirse y decir lo que necesitan. Hay quienes prefieren no decir nada. Entonces intentas ganarte su confianza, pero hay formas específicas de hacerlo. Hay que llegar al corazón antes que atender sus necesidades. A veces podemos ver que [alguien tiene una necesidad] a simple vista, pero no lo dicen por orgullo. Los y las líderes que han enfrentado experiencias similares y quienes han pasado momentos difíciles tratando de obtener lo básico para satisfacer sus necesidades pueden conectar con estas personas. Con lo que los y las embajadoras tenemos a la mano podemos ayudar a muchas personas. Incluso si es en cantidades pequeñas, las personas encuentran que no están solas".

El mundo ideal para mí es donde no exista el hambre. Comenzamos educando a las y los niños. Les enseñamos a plantar un árbol y a cuidarlo hasta que alcance el cielo. Me imagino a las y los niños en la escuela plantando sus plantitas. Un mundo donde les enseñemos a cultivar porque de esta forma también invitarán a sus papás y mamás a cultivar sus propias plantas, sus propias semillas y a tener sus cultivos en casa. Ese es mi sueño, y este empieza con la educación, para los hijos e hijas y para sus padres y madres. Así es como me imagino el mundo, todas las personas en cosechando lo esencial en sus jardines.

Lourdez Estrada

Lourdez empezó a trabajar como voluntaria en la escuela primaria de su hija. Ella y otras mamás crearon un grupo de madres para ayudar a organizar las salas de profesores, hacer copias y otras tareas útiles para disminuir la carga de los y las profesoras. Entonces, los y las estudiantes hicieron un regalo de agradecimiento para Lourdez y las otras mamás voluntarias, y ella se dio cuenta de la reacción en cadena que tuvo su trabajo voluntario para la comunidad. "Cada niña y niño hicieron una carta pequeña para mí, con su propia letra, que apenas podían escribir", comparte Lourdez. "Las guardé y las voy a conservar como si fueran un tesoro, porque es algo reconfortante. Lo que di, lo di de corazón, y los y las niñas me retribuyeron de igual forma".

En esta época, Lourdez conoció a Angelica Cortes (ganadora del Hunger Hero Award, embajadora comunitaria, y miembro del Consejo de Liderazgo de Políticas). Angélica invitó a Lourdez a participar con Growing Gardens y comenzar a trabajar como voluntaria con una distribución de alimentos cerca de la escuela de su hija una vez por semana.

En 2019, Lourdez comenzó a trabajar con Doulas Latinas y sus clientes en el jardín que hicieron en vecindario de Powell Butte que está en el Jardín Powell Butte. Con la ayuda del Oregon Food Bank, ayudó a distribuir semillas a las personas de la comunidad para que protegieran su tierra durante el invierno e invitó a otras personas a hacer su propia composta. Durante el segundo año, Lourdez creó una lista de necesidades que tenían las y los otros jardineros. Como era parte de la comunidad, sabía qué cultivos culturalmente relevantes querrían plantar, como jitomates, chiles y cilantro.

"El jardín del banco de alimentos tiene la ventaja de que siempre podemos buscar alimento, semillas y plantas que vayan con la cultura", dice Lourdez.

Cuando comenzó la pandemia de COVID-19, en marzo de 2020, las distribuciones en las que Lourdez y otras líderes comunitarias habían estado trabajando tuvieron que renovarse por completo. Pero, Lourdez se había propuesto seguir sirviendo a su comunidad.

Mediante fondos adicionales que recibió del Oregon Food Bank, tanto Lourdez como su grupo pudieron, no solo continuar las distribuciones, sino suministrar productos básicos como papel de baño, pasta de dientes, mascarillas y desinfectante de manos. Lourdez dice, pensando en los cambios que hicieron a las distribuciones debido a COVID-19, "No podíamos hacer Siembra la Cena (Seed to Supper), ni las clases porque el espacio era muy limitado y todo era virtual. Más que nada, pensábamos en la comunidad, en especial en quienes se enfermaron y no podían salir de casa a comprar suministros debido a la enfermedad. Enviamos ayuda hasta la puerta de sus casas con una aplicación que [el Oregon Food Bank] nos ayudó a desarrollar. Al principio funcionó muy bien. Continuamente recibíamos solicitudes. Sin embargo, nos dimos cuenta después de que, aunque muchas personas recibían ayuda en su casa, las personas que lideran a la comunidad y las y los trabajadores esenciales no tenían esta ayuda. Entonces, cambiamos nuestro enfoque para ayudar en las y los trabajadores agrícolas.

Lourdez comenzó trabajó voluntario en la parte más severa de la pandemia para reclutar a personas de la comunidad que se hicieran contar en el censo. "En el caso del censo, lo hicimos principalmente porque es algo que se hace cada diez años. Sabemos que los fondos del gobierno estatal se asignan dependiendo de la cantidad de personas a las que se cuenta. Entonces, esos fondos se dividen para mejorar las escuelas, los caminos y el bienestar general de la comunidad. Así que, queremos hacernos contar, e invitamos a otras personas a hacerlo, también. Muchas personas pensaban que no era importante, pero cuando les explicamos para qué era y las razones de esto, y que teníamos que hacernos contar, desde el bebé más pequeño hasta la persona más grande, [lo comprendieron]".

Al terminar el trabajo del censo, un grupo de líderes - que con el tiempo se organizaron bajo el nombre Mano Amiga 2020 (quienes siguen trabajando con distribuciones hasta el día de hoy)- unieron esfuerzos para registrar a las personas de la comunidad para votar. Lourdez comparte la importancia de pertenecer a una comunidad al hacer este tipo de organización de base:

"Venimos de países en lo que esto no es importante. A veces, al llegar a este país, aun como adultos, no podemos votar. Muchas de las personas que votan son jóvenes. Y las y los jóvenes son el futuro. Es importante que los papás y las mamás eduquen a sus hijos y les informen la importancia de registrarse, porque su futuro depende de ello".

Después de escuchar que la pandemia estaba impactando el acceso de las personas de la comunidad a los recursos alimenticios, el grupo organizó una nueva distribución de alimentos para poder cubrir esta necesidad que se incrementó. Lourdez nos implica el impacto específico que tuvo la pandemia en la comunidad Hispana: "La comunidad hispana está en el campo. Son esenciales ahí y en el campo. Muchas personas de la comunidad fueron las primeras en perder sus empleos, y las y los niños no estaban yendo a la escuela. Cuando recibieron esta ayuda, fuera una tarjeta para una tienda de comestibles o una caja de alimento, lo recibieron con mucho agradecimiento. Esto hizo que su semana pasara sin problemas, porque la ayuda que dábamos era suficiente para cada familia. Muchas de estas familias no estaban recibiendo ayudas, no tenían tampoco horas de trabajo adicionales y a veces les reducían las horas tanto que no tenían lo suficiente para mantener sus hogares...Los campos no pueden dejar de producir y, al final, las personas que no trabajan los campos son quienes terminan disfrutando, comiendo y consumiendo lo que se produce aquí y en todo Estados Unidos".

Esta distribución de alimentos sigue funcionando hasta el día de hoy. Hace distribuciones bimestrales que apoyan a más de 150 familias de habla hispana. Puede leer sobre Mano Amiga y conocer a otros y otras miembros del grupo aquí.

Cuando le preguntamos cómo sería un mundo sin hambre, Lourdez se remonta a lo que inició su trabajo voluntario y lo que la inspiró a seguir trabajando para hacer una diferencia en su comunidad:

"El mundo ideal para mí es donde no exista el hambre. Comenzamos educando a las y los niños. Les enseñamos a plantar un árbol y a cuidarlo hasta que alcance el cielo. Me imagino a las y los niños en la escuela plantando sus plantitas. Un mundo donde les enseñemos a cultivar porque de esta forma también invitarán a sus papás y mamás a cultivar sus propias plantas, sus propias semillas y a tener sus cultivos en casa. Ese es mi sueño, y este empieza con la educación, para los hijos e hijas y para sus padres y madres. Así es como me imagino el mundo, todas las personas en cosechando lo esencial en sus jardines".

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